Acabo de darme cuenta
de que olvidé su teléfono,
pero sigo odiando
la sombra de su recuerdo
repetido en sueños
junto a nuestras broncas
que luego acababan
sublimando
mezcladas
entre el sudor
de nuestros cueros,
hasta que se fué
el último domingo de un septiembre.
Y me dejó
enranciando nuestros ideales
y todas esas promesas
que nunca hicimos
por que tal vez
creíamos que juntos,
la vida misma,
enterita,
enterita sería nuestra.
Nubes grises,
Tormentas radicales
llenaron mi mente
a la que llamaré pecera
de bandadas de pájaros negros
que organizados en milicias:
Se llevaban su recuerdo
mientras se comían mi corazón
obligándome a mirar
y buscando nuestros granos de amor sin tostar.
Allí donde solían
nacer mis ilusiones
murieron ansiosos
los resultados,
los cuervos se fueron
sin encontrar las semillas
lo que ellos no saben es
que la cosecha nunca llegó,
que no hay granos de amor
y que quedan 3 letras por pagar de la tostadora.
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Mirando al mar,
justo
cuando empecé a creer
que te había olvidado
se me olvidó que te olvidé,
aunque nada se me olvida.
Y ya no me acuerdo
del recuerdo
de tus besos
que si lentos
que si largos,
Y de que un día
fuimos tan resistentes
como el adamantio.
Yo solo sé que
estamos a años luz,
Y que cada vez
que juego a las cartas
a la primera siempre grano
pero el resto de partidas las pierdo
y llego a casa sin una puta peseta
por eso no quiero ser el de antes
ni volver a recordar tu olor,
ni el peso de tu cabeza sobre mi pecho
ni que una vez amé,
me amaste,
nos amamos,
nos dimos todo
sin saber cuanto valía,
por eso tal vez un día
al no saber lo que costaba
te alejé de mi recuerdo
hasta que se me olvidó que te olvidé,
Y se me olvidó que te dejé apartada de mi memoria,
Aunque ya sabes que nada se me olvida.
