!Dime dime dime!, dime algo, estás ahí sentada y solo puedo pensar en tus muslos.
La tele no convence, la razón regala cubos y fregonas de colores azules con tonos de Francisco machista y repetición tras repetición las mismas ideas dislocan neuronas enrevesando algunos vasos sanguíneos .
Por supuesto la música no achaca estas ganas de besar el santo.
Por supuesto la música no achaca estas ganas de besar el santo.
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